Como sabemos, la pandemia cambió radicalmente nuestra antigua normalidad de forma que la hizo cotidianamente más compleja. Ejemplo de estos últimos cambios es la manera de trasladarnos al trabajo, intentando evitar multitudes, o la omisión de los desplazamientos como resultado del home office. De ahí que el transporte de personal también se esté transformando con el objetivo de ofrecer un servicio acorde con las necesidades del mundo actual.
Como antecedentes de la nueva normalidad en sector de transportación podemos considerar los siguientes:
Luego de las cuarentenas, las ciudades se han visto en la necesidad de enfrentar grandes modificaciones en materia de movilidad, principalmente debido a que la población es cada vez mayor y existe un menor espacio para la movilidad individual, lo que ha obligado a gobiernos y a empresas a replantearse los servicios de transportación.
Por mencionar un ejemplo, en estados como Nuevo León, el regreso a clases presenciales y a la actividad laboral está siendo un desafío para el sistema de transporte público debido a la insuficiencia de unidades. Así mismo, si quieres conocer mejor el contexto en Nuevo León sobre el transporte público y privado, te invitamos a leer nuestro artículo: ¿Cómo está la movilidad y transporte en Nuevo León en 2022?
Los fabricantes de transporte coinciden en que en el futuro, la movilidad de las grandes urbes estará dada a través de sistemas eléctricos e incluso autónomos. Sin embargo, por sí solos, estos avances no lograrán combatir problemas como las emisiones de CO₂. Para mantener bajo control esta otra parte será necesario el desarrollo de tecnología en la transportación colectiva.
De acuerdo con el estudio Three Revolutions in Urban Transportation, con la combinación de sistemas de transporte público autónomo (con vehículos eléctricos) y la puesta en marcha de políticas de movilidad sustentable, tanto en lo individual como en lo colectivo, se lograría reducir hasta en un 80% las emisiones contaminantes.
Ver un auto de cinco plazas donde un conductor viaja solo, será improbable en el futuro. Y es que, en ciudades con cada vez más habitantes, tráfico y contaminación, las posibles soluciones apuntan a una movilidad compartida en detrimento de la cultura del automóvil particular.
Según estimaciones, la producción de automóviles eléctricos, que es ya una tendencia en el mercado, podría alcanzar un ritmo de crecimiento anual superior al 25% y en alrededor de treinta años, se estima que se alcanzarían más de 200 millones de vehículos de este tipo.
Algunas empresas ya consideran la generación de productos que respondan a las necesidades de adultos mayores y personas con discapacidad.
Los coches sin conductor estarán a la orden del día. Contrario a lo que podría pensarse, esta solución garantizará la seguridad en las calles. Lo anterior, partiendo de que la mayoría de los accidentes está asociada a errores humanos, más que a fallas técnicas o de las vialidades.
Se estima que por cada diez mil errores cometidos por un conductor humano, un vehículo automatizado cometerá solo uno. Esta tecnología en la transportación se ha probado en algunas ciudades de Estados Unidos con resultados favorables.
Los vehículos automatizados funcionan mediante la recepción de información procedente de mapas, sensores y cálculos inteligentes basados en algoritmos cada vez más precisos.
Una de las lecciones que aprendimos de la contingencia es que velar por el bienestar del trabajador en todos los sentidos debe ser prioridad para las organizaciones, teniendo en cuenta, que es gracias a la fuerza laboral, que las empresas logran prosperar en condiciones normales y sobreponerse en contextos de crisis. En Senda Citi, creemos firmemente en que esto se puede lograr con mejores prestaciones laborales que incluyan servicios de movilidad adaptados a las necesidades de quien los utilice.